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Salud, educación y Seguridad. Trinomio para el desarrollo y crecimiento de un

  • Claudia Martinez
  • 16 ago 2015
  • 4 Min. de lectura

De acuerdo a información del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Oaxaca se asignaron aproximadamente 100 millones de pesos que debieron ser aplicados en los municipios de Tuxtepec, Huajuapan, Oaxaca de Juárez y municipios conurbados.


Salud, educación y seguridad son ejes fundamentales en el desarrollo social de una comunidad, pueblo, municipio, estado o país. La primera y la tercera deberían ser planeadas a través de una nueva visión que tenga como pilar la prevención.


Más allá del discurso y de los recursos asignados a través del Pronapred, Programa diseñado y financiado por el Gobierno Federal, y coordinado por la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.


El cual establece que los municipios y delegaciones tienen un papel central en la implementación y el seguimiento de las acciones que conforman el Programa y deben coordinarse con sus entidades federativas para desarrollar los diagnósticos, el diseño y la evaluación de los proyectos de prevención.


El objetivo general del Programa es “atender los factores de riesgo y de protección vinculados a la violencia y la delincuencia” y sus acciones se centran en:


Incrementar la corresponsabilidad de la ciudadanía y de actores sociales en la prevención social mediante su participación y desarrollo de competencias;


Reducir la vulnerabilidad ante la violencia y la delincuencia de las poblaciones de atención prioritaria;

Generar entornos que favorezcan la convivencia y seguridad ciudadana;

Fortalecer las capacidades institucionales para la seguridad ciudadana en los gobiernos municipales/delegacionales, estatales y federal;


Asegurar la coordinación entre las dependencias y entidades de la administración pública federal para la implementación de programas de prevención social.


Con la lección aprendida –de cría cuervos y te sacarán los ojos- es necesario y urgente que el estado o la federación actúen ante lo que sucede en materia de salud: corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, desvió de recursos, hasta compras “fantasmas” y presupuestos -llámense de obra pública, medicamentos, equipo médico y/o insumos varios-


Estetoscopios de 70 pesos cotizados en 3 mil pesos cada uno, plazas inventadas cuyos salarios van a manos de los jefes, medicamentos sin control de calidad ni certificación, “patitos”, como se dice coloquialmente y que de acuerdo a comentarios del propio personal de la SSO, son maquilados en laboratorios clandestinos en el estado de Puebla.


Habrá que estar pendientes de cómo seguirá operando el Gobierno de la República en las diversas dependencias del gobierno estatal, por lo cual los Servicios de Salud de Oaxaca, seguramente tendrán también que entrar en el orden de la federación, ahora que se sabe que la administración que encabeza Enrique Peña Nieto tiene toda la intención de seguir ejecutando la gobernabilidad en Oaxaca.


Su origen, la publicación de la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia en enero de 2012, y empezó a operar al año siguiente, con un presupuesto asignado de alrededor de 2 mil 500 millones de pesos para 2013 y 2014, respectivamente.


La planeación, aplicación y medición del impacto de las acciones implementadas en el estado de Oaxaca son prácticamente inexistentes. Del programa poco se sabe y su manejo es absolutamente discrecional, salvo las bardas pintadas y una que otra acción aislada ejecutada a través de un municipio o de manera esporádica por la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO).


De acuerdo a información del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Oaxaca se asignaron aproximadamente 100 millones de pesos que debieron ser aplicados en los municipios de Tuxtepec, Huajuapan, Oaxaca de Juárez y municipios conurbados.


Pero la percepción de quienes dictan las políticas publicas en materia de prevención o poco saben del tema o poco les importa. Para ellos el equipamiento de los elementos es lo fundamental, una policial reactiva es la constante.


Dotar de armamento, uniformes, vehículos y servicios espacios dignos para las corporaciones debería ser parte del ejercicio presupuestal de un gobierno, y los recursos para prevención deberían ser aplicados en prevención desde la óptica de la construcción de comunidades seguras y la participación ciudadana.


Pero para ello tanto gobierno como ciudadanos necesitamos -¿educación o reeducación?-, algo que en Oaxaca había estado ausente. Y que hoy, con la rectoría asumida por el gobierno federal a través de más de cuatro mil elementos de la Gendarmería nacional, que mantienen -“el orden”- con una presencia disuasiva -dicen- , que a juicio de pocos es intimidatoria y en el ánimo de la mayoría era necesario.



SECTORES EMPRESARIALES HASTA AMAS DE CASA, CELEBRAN LA DETERMINACIÓN DE DESAPARECER EL IEEPO.


Desaparecida prácticamente desde sus raíces la CNTE ha quedado desarticulada. Y con ello se dio inicio a la reestructuración del organigrama administrativo de la nueva dependencia responsable de la educación en Oaxaca.


No importa que sea con más de lo mismo, ex funcionarios de sexenios anteriores, -prácticamente desaparecidos de la escena-, surgen del anonimato impuesto por la proclama ¡Muerto el Rey, viva el Rey!. Dispuestos a aportar su experiencia por la educación de Oaxaca. Y a ellos se suman los otros, los nuevos, los sin experiencia que han emprendido el conocimiento del poder –fáctico y económico- que otorga el servicio público. Sin importar su inexperiencia, que mucho o poco costara a los oaxaqueños.


Pero todo es válido ante los miles de millones que nos costó la CNTE. Y sobre todo el costo social y educativo, mismos que se vieron incrementados de manera exorbitante durante la prolongada agonía de este movimiento magisterial.


¿ Toca turno a la Secretaría de Salud de Oaxaca…?


 
 
 

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