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“El olvido que seremos”, los periodistas de la vieja guardia, la otra trinchera…

  • Foto del escritor: orfer86
    orfer86
  • 16 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Claudia Martínez/Voces Ciudadanas.- Oaxaca de Juárez 15 de abril 2020.- No son personal de salud, ni políticos, ni representantes populares . Son los de a pie, los que no tienen contratos publicitarios, ni nunca los tuvieron.


Son la otra trinchera. Cronistas que documentan la historia. Y que en tiempos de Excepción como los de hoy, son uno de los oficios esenciales para garantizar el derecho a la información de los ciudadanos.


La mayoría de ellos, sin sueldo fijo, sin prebendas, sin ahorros, sin etiquetas.

No son ambulantes, ni pertenecen a ningún sindicato, culto religioso o político.

Solo son periodistas, fotógrafos, reporteros, caricaturistas, dueños “algunos” de su propia micro empresa.


Son los que informan hechos que se transforman en historia, una historia que hoy los rebasa, sin protección, sin seguridad social, pero fieles a su oficio, informar.


Fantasmas de un pasado, que hoy no les alcanza para sobrevivir quedándose en casa.


Son los periodistas de la vieja guardia.


Los que no aparecen en las listas gubernamentales, ni en la de los políticos, ni en la de los sindicatos, menos en la Iniciativa Privada.


Son los que no conocieron de los pull de prensa privilegiada. Ni tampoco pudieron hacer ahorritos , ni obtener concesiones del transporte publico o plazas, en alguna dependencia de los tres niveles de gobierno.


Los que no están en nominas de gobiernos, ni de empresas de comunicación, ni de telecomunicaciones.


Son los de los malos hábitos del periodismo, los que consumían coca colas y chatarra cuando llegaban a sus redacciones.


Los sobrevivientes a un sistema de nuevas tecnologías. Los que HOY, solo tienen , si bien les va un celular en mano para seguir informando. Y con eso les basta.


Son un ejercito que intento seguir en una línea, su oficio. Los que no aplauden, solo informan.



Para ellos no hay programas emergentes para enfrentar la contingencia del COVID-19.

Ni equipos de protección para seguir, por lo menos, con un pequeño margen de seguridad en las calles.


A ellos les gano el tiempo, las nuevas tecnologías, el vivir día a día frente a un futuro incierto.


No son victimas, solo son ellos y sus circunstancias. Su paso por la historia ha quedado resguardado en las hemerotecas de los estados o los municipios, donde hay hemerotecas. Y quizá en algún pequeño espacio de ese mundo que no terminan de dominar , por falta de interés, tiempo o tal vez oportunidades.


Formados y forjados en el quehacer diario, se volvieron maestros de muchos y voz de todos. Menos de sus propios derechos, su derecho a la vida, a la salud, al trabajo digno, a la educación.


Sin títulos, sin maestrías, más que las que da la vida misma y “el oficio”, un oficio que aún los acompaña con la nostalgia del sonido de las maquinas de escribir, el bullicio de las redacciones, y un añejo y entrañable olor a tinta algunos y a las cabinas de radio o a la televisión otros.


Y en la memoria de muchos , muchos que al igual que ellos por cuestión generacional podría quedar sepultada en el “olvido que seremos”, como el titulo de la gran novela de Héctor Abad Faciolince.



 
 
 

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